La tiroiditis de Hashimoto es una enfermedad autoinmune que afecta a la glándula tiroides. Como consecuencia de la tiroiditis de Hashimoto, la glándula tiroides se vuelve hipoactiva, lo que se caracteriza por falta de energía e impulso, fatiga, aumento de peso y sensibilidad al frío.
En Alemania afecta aproximadamente a entre 4 y 8 millones de personas.[1]
La medicina convencional considera incurable el Hashimoto, y los pacientes suelen tener que tomar medicación el resto de su vida. Sin embargo, hay cosas que pueden hacerse para limitar la descomposición del tejido tiroideo e incluso regenerarlo parcialmente. La dieta y un buen aporte de nutrientes esenciales desempeñan aquí un papel importante.
En el tratamiento clásico del Hashimoto, suelen utilizarse hormonas tiroideas (como la L-tiroxina). Éstas pueden compensar el hipotiroidismo y aliviar muchos síntomas. Pero, por desgracia, no evitan la destrucción del tejido tiroideo.
Los nutrientes pueden tener aquí un efecto suplementario muy bueno. Pueden apoyar la función de la glándula tiroides y ayudar a mantener bajo control las reacciones autoinmunes.
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Selenio
Selenio es importante para la formación y función de las hormonas tiroideas. El selenio también elimina los radicales libres que pueden dañar la glándula tiroides y ayuda a proteger el órgano de reacciones autoinmunes perjudiciales.[2] Es especialmente importante garantizar un buen aporte de selenio cuando se complementa con yodo (un tema controvertido en la enfermedad de Hashimoto).
Como Alemania es un país deficitario en selenio, muchos alemanes no tienen un aporte adecuado de selenio. Por tanto, la suplementación también puede ser útil para muchas personas, independientemente del Hashimoto. Sin embargo, el selenio es tóxico en dosis elevadas. Por lo tanto, es aconsejable que compruebes regularmente tu estado de selenio. Por cierto, el riesgo de sobredosis es significativamente menor con selenito sódico que con selenometionina. Si tomas suplementos de selenio "a ciegas", sin medirlo previamente, el selenito de sodio es la mejor opción.

Yodo
Yodo forma parte de las hormonas tiroideas y, por tanto, tiene una importancia fundamental para el funcionamiento de la glándula tiroides.[3] A menudo se advierte a las personas con Hashimoto que no suplementen su dieta con yodo. El motivo es que el yodo favorece la formación de radicales libres en la glándula tiroides y, por tanto, puede causar daños adicionales al tejido tiroideo. No obstante, el yodo es un nutriente esencial, incluso para las personas con Hashimoto. Sin embargo, antes de tomar suplementos de yodo, deben completarse otros nutrientes, especialmente el selenio.
Zinc
Zinc es conocido por su importancia para el sistema inmunitario. Pero el zinc también es muy importante para la función de las hormonas tiroideas.[4] También hay una mayor necesidad de zinc en las enfermedades autoinmunes.
La vitamina D
También Vitamina D también es importante para el sistema inmunitario. Al mismo tiempo, tiene un efecto inmunorregulador y, por tanto, ayuda a mantener bajo control la inflamación crónica. Por eso, las personas con enfermedades autoinmunes deben asegurarse siempre de tener un buen aporte de vitamina D. La vitamina D también es importante para la función de la glándula tiroides: es importante para unir las hormonas tiroideas a las células.[5]
Magnesio
Magnesio interviene en un número increíble de procesos corporales. Por eso también se le conoce como el mineral maestro. Por desgracia, el magnesio se descuida fácilmente en la dieta y su carencia está muy extendida.
El magnesio también es importante para la función de las hormonas tiroideas.[6] El magnesio también favorece la absorción de la vitamina D.

Hierro
El hierro es necesario para la formación de hormonas tiroideas. La carencia de hierro está especialmente extendida entre las mujeres.[7]
La vitamina A
La vitamina A es importante para el funcionamiento de la glándula tiroides. Un suplemento de vitamina A puede reducir el nivel de TSH.[8]
Sin embargo, la vitamina A no debe suplementarse "a ciegas", ya que es tóxica en dosis elevadas. Esto puede ser especialmente peligroso durante el embarazo.
Omega-3
Ácidos grasos omega-3 tienen un efecto antiinflamatorio. Por tanto, pueden reducir las reacciones inflamatorias causadas por el proceso autoinmunitario.[9]
Vitaminas del grupo B
Vitaminas del grupo B son de gran importancia para el metabolismo energético. A su vez, las hormonas tiroideas regulan el metabolismo energético. Sin embargo, éste no puede funcionar de forma óptima si faltan nutrientes esenciales.[10]
Las personas con Hashimoto también tienen un mayor riesgo de deficiencia de vitaminas del grupo B, en particular vitamina B12.

Conclusión: Los nutrientes pueden apoyar el tratamiento del Hashimoto
Los nutrientes pueden apoyar eficazmente el tratamiento del Hashimoto. Sin embargo, el estado de los nutrientes debe comprobarse regularmente para evitar una sobredosificación. Esto se debe a que a menudo es necesario utilizar dosis elevadas para lograr una buena eficacia. Esto debe hacerse en colaboración con un terapeuta experimentado o un médico alternativo.
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[1] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15671771/
[2] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/1384621/
[3] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4049553/
[4] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/17541266/
[5] https://www.nature.com/articles/ejcn2014265
[6] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6028657/
[7] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/11099370/
[8] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23378454/
[9] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/12480795/
[10] https://journals.sagepub.com/doi/pdf/10.1177/147323000703500301